“Donde se rompió el canto”: escribir Donde muere la mirada verde

 Donde muere la mirada verde no nació como una novela. Nació como una fractura.

Lo escribí cuando ya no sabía cómo explicarme el dolor que cargaba. Cuando hablar me parecía inútil, y solo las palabras inventadas —los bosques rotos, los elfos divididos, los árboles que sangran por dentro— podían decir lo que me ardía en el pecho.

Cada personaje es una versión de mí que intentó resistir: Lirien, incapaz de volver pero aún caminando; Syl’ae, ofreciendo su cuerpo como último canto; Yllar, traicionando porque nadie lo eligió antes.

No escribí esta historia para que gustara. Ni siquiera para que se entendiera. La escribí porque necesitaba dejar algo en pie cuando todo dentro de mí quería arder.

Por eso el bosque es protagonista. Porque cuando el mundo se rompe, buscamos raíces. Y cuando esas raíces se queman, sólo nos queda cantar… aunque sea con la voz rota.

Si tú también has sentido que no encajas. Si alguna vez elegiste la compasión cuando te dijeron que era traición.
Si aún te duele haber querido cuidar algo que no era tuyo.

Esta historia es también tuya.

Gracias por leerme. Gracias por quedarte.

A veces, una sola rama verde en mitad de la ceniza es suficiente para volver a empezar.

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