2 autores, 1 persona
Hoy he vuelto a experimentar un episodio de despersonalización de esos largos, de los que te hacen sentir como si fueras un espectador dentro de tu propio cuerpo. No es tan aterrador como suena: simplemente es mi “otro yo” tomando las riendas y quedándose absorto, mirando a un solo punto, mientras la parte consciente de mí intenta abrirse paso. Suena más dramático de lo que en realidad es; no tiene nada que ver con lo que muestran en películas como Múltiple (y dudo que se parezca siquiera).
A lo que voy es que, cuando releo mis libros, a veces hay partes que no me resultan familiares, fragmentos que no sabría decir en qué momento escribí o si fue, de alguna forma, ese “otro yo” quien se puso a teclear. Me pasa especialmente en las escenas donde más fluía: tengo la historia, la trama, los personajes, el mundo entero en la cabeza… pero no siempre sé cuál de mis dos versiones está realmente plasmando esas ideas en el papel.
Llevo días dándole vueltas. ¿Y si esa otra parte de mí ha destrozado mis libros? ¿Y si fue ella quien decidió que algo era una gran trama, o que tal diálogo funcionaba? No tengo la respuesta. Pero si algo saco de todo esto es que, tal vez, mis historias no sean la obra de un solo autor, sino de dos: ambos compartiendo la misma persona. Y, en el fondo, eso tiene algo de especial.
—T
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